La Técnica Alexander es un proceso de reeducación de la manera en que nos ‘usamos’ a nosotros mismos como unidad psicofísica. Como un todo, en todo lo que hacemos.

​

No es una invitación a aprender a pararnos o movernos correctamente, como si fuese necesario mejorar o corregir algo. Es en cambio una invitación a despejar el camino, a dejar de hacer lo innecesario y permitir lo que ya es.

Este proceso implica una profunda confianza; confiar en que “Lo bueno sucede por sí mismo si tan solo no lo interferimos.” F.M. Alexander

​

Solemos hacer de más en todo lo que hacemos, y nos hemos acostumbrado. Es por eso que no notamos muchos de estos hábitos que nos tensan, rigidizan y escinden.

Este hacer de más es como un sutil esfuerzo por querer fijar, definir, lo que está en constante movimiento y transformación. Y ese esfuerzo se traduce en el cuerpo como tensión y restricción del movimiento.

​

La Técnica Alexander nos propone esencialmente parar, hacer menos.

No fuimos educados para hacer menos. Todo lo contrario, fuimos alentados a anticiparnos, a hacerlo ‘bien’ y si es rápido, mejor.

​

¿Es posible habitar la brecha entre estímulo y reacción?

Ese tiempo-espacio donde podemos elegir, al menos, lo que no queremos hacer.

El potente presente, eternamente en movimiento donde aún todo es posible.

​

El hacer innecesario obstruye y dispersa el flujo de energía. Queremos recolectar la energía dispersa y traerla al presente. Usar la energía para ver, y usar el ver para soltar lo innecesario.

​

 “Realmente no importa cuántas metas alcances si en el camino dejaste la integridad de tu ser para lograrlo” FM Alexander